miércoles, 14 de mayo de 2014

A dios Rogaine.

Aprovecho que la vorágine se remansa para dejar escrito que desde el alfeizar de la ilusión de este niño grande Peguerinos deviene en contento y libertad con solo pensarlo, con solo esperarlo. Huyo a la profundidad del bosque: allá donde empiezan los miedos de quienes no saben que es precisamente allí (donde descansa el olor a viento fresco, el rumor del agua, la caricia del campo), donde reposa su alma... donde quiero encontrar, yo, mi calma.